Plebiscito y economía, que sigue....

El 4 de septiembre se juega mas que una constitución, se juega un cambio económico completo lo cual genera una incertidumbre que juega en contra de la economía, por lo mismo voy a referirme en los dos escenarios supuestos y el contexto actual. Lo que puedo decir con los últimos anuncios y declaraciones tanto del gobierno como la oposición, nos arrastra a una incertidumbre de una u otra forma, puesto que en las dos posiciones, tanto como el rechazo y el apruebo, cada vez se vuelven con mas reacciones a largo plazo. Si gana el rechazo, las declaraciones del gobierno en llevar algunas de sus medidas bajo cualquier costo, ha traído un nivel de incertidumbre extra, puesto que las ultimas declaraciones del presidente, señalan de un nuevo proceso el cual solo alargaría el estado actual. Claramente tendrá mas barreras para llevar a cabo los planes económicos, pero eso no quita las barreras de inversionistas a invertir. Las desafortunadas declaraciones de sectores de centro en estar de acuerdo con rechazar con una promesa de una nueva constitución, no ayuda mucho a escenarios de inversiones largoplacistas. De todas maneras, si gana el rechazo, la incertidumbre para inversionistas disminuiría, simplemente porque reafirmaría el modelo y estabilidad de las reglas, aunque el gobierno las quiera cambiar, tiene un camino mas largo y no seguro de lograrlo. Si gana el apruebo, se genera una incertidumbre colectiva, puesto que la constitución propuesta, deja un gran campo para realizar cambios en la economía y reglas. Lo cual llevaría a inversionistas a invertir en otros países con impuestos mas bajos y compromisos económicos mas solidos. El apruebo es un programa que trae brechas en todos las áreas, modificables con amplias posibilidades de formar un terreno no fértil para atraer economías. Como podemos ver, no se juega un simple modelo, se juega los destinos económicos del país. De un lado u del otro, se generan incertidumbres, si rechazan otro proceso es un garrafal error que no se debería ni plantear, por las consecuencias a mediano plazo que traería (incertidumbre sigue), puesto que si gana el rechazo se debería analizar a hacer o mejorar el texto actual. El presidente en un estado democrático debería aceptar la decisión y no llevar a un proceso nuevo, y la oposición no debe dar declaraciones populistas con un sentido de pánico de estar de acuerdo con esa medida. Y si gana el apruebo simplemente nos veremos en una crisis económica profunda, puesto que estabilizar y traer tranquilidad junto con la confianza nos llevara años.

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